¿Dirías que has vivido algún bloqueo emocional o sigues en él? ¿O quizá ni te lo has planteado?

En la actualidad, se va naturalizando algo más que antes, poder hablar sobre emociones o sentimientos, en especial en todo aquello relacionado con niños. Y cada vez más se oye  esa importancia de la llamada inteligencia emocional, al menos la teoría, incluso en entornos laborales. 

Pero cuando de verdad te haría falta hablar sobre heridas emocionales o traumas vividos que no se ven, pero están ahí; no se sabe todavía bien cuándo pedir ayuda o acudir a un profesional, ya que aunque tu familia y amigos estén a tu lado, no siempre son suficiente y el tiempo no siempre lo cura todo. A día de hoy, sigue siendo más fácil preguntar por el fisio de confianza que por tu psicólogo o coach de confianza.

A ti que me lees te pregunto, de verdad, ¿Cuánto te permites vivir tus emociones? ¿Cuánto guían tus decisiones sin ti? 

Hubo un día, que me cansé de dormirme llorando cada noche, de perder energía, de vaciarme por dentro y no ser capaz de llenarme de nuevo. Decidí (supongo de forma inconsciente) dejar de sentir tan intenso para poder avanzar. Protegerme poniendo distancia a lo que pudiera sentir. 

En particular, me afectó a la tristeza y un poco a la alegría. No se decir con certeza si hubo alguna otra emoción más en que me viera afectada. No es que no hubiera cosas que no me entristecieran o me alegraran, pero no las expresaba mucho, o lo hacía de modo más suave de lo que era normal en mí. 

Tuve en un par de experiencias en el extranjero. Durante ese tiempo hubo compañeros que a veces me decían que me emocionaba poco sobre “hechos o situaciones en los que debería emocionarme o sentir más”. Es cierto que me costaba dar abrazos o mostrar cariño. Quizá esto en parte me ayudó a identificar o confirmar que me encontraba en un bloqueo emocional, puesto que una parte de mí estaba de acuerdo con ellos.

Tardé año y medio en sentir que esa losa que se había ido implantando en mí, desaparecía y me permitía de nuevo respirar profundo sin sentir la carga que ya no quería y con la alegría que sí quería. 

Nunca fui a un psicólogo o a un coach, ni nadie de mi entorno me lo sugirió. Visto en perspectiva, es posible que me hubiera ayudado a profundizar más y a conocerme mejor siendo más consciente de mis emociones, creencias, pensamientos y/o patrones de conducta.

De una forma u otra tuve mi proceso personal y cada uno tendrá el suyo, necesité ese tiempo, esas experiencias y la convicción de que ya fuera bueno o malo quería seguir sintiéndome viva de nuevo, con todo lo que conlleva. Creo que ese bloqueo emocional, me ayudó a crecer, a aprender sobre mi y sobre cómo poder afrontar mejor otras situaciones en las que sin poner límites a lo que sienta no me haga tanto daño o pueda enfocarlas distinto.

¿Y tú? ¿Has vivido algún bloqueo emocional? Te leo en comentarios.

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR:

  • Si creo que tengo algunas emociones bloqueadas, ¿en qué me afecta este bloqueo? ¿En qué me beneficia? ¿En qué me limita?
  • ¿De qué me protege este bloqueo emocional?
  • Siguiendo el proceso que yo necesite, ¿Me ayudaría hablar con alguien o buscar ayuda profesional para gestionarlo mejor? ¿Qué voy a hacer entonces?

Isabel Hernáez García. 

https://www.linkedin.com/in/isabelhernaezgarcia/

http://www.codigomente.com/

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies