Mucho podría escribirse sobre los cambios que estamos viviendo, en realidad, más que una era de cambios, estamos siendo protagonistas de la transición a un nuevo paradigma en todos los ámbitos de la vida, y el laboral es uno de los más importantes por la cantidad de horas que invertimos trabajando,  el número de vínculos de persona a persona con las que nos implicamos y la influencia que pueda llegar a tener nuestro trabajo.

En este nuevo paradigma, en las empresas el  dinero pierde protagonismo para cedérselo a la repercusión positiva que podamos sembrar entre los miembros de un equipo, nuestros clientes y resto de agentes implicados. 

Biológicamente está demostrado que las especies que sobreviven no son las más fuertes, sino aquellas que mejor se adaptan al medio. Lo mismo ocurre en el ámbito empresarial, ante la incertidumbre y el cambio debemos estar preparados para anticiparnos,  ser resilientes, y creativos, aunque las circunstancias nos empujen a un estado de estrés constante que limite nuestras capacidades. 

Comprender nuestras emociones y las de los demás nos ayuda a ser adaptativos  y nos capacita para superar las crisis, ya que dentro de nuestra valía como profesionales, los recursos emocionales multiplican el valor de nuestros conocimientos y habilidades.

Por otro lado, en un entorno laboral tan incierto e inestable como el que estamos viviendo, donde la agilidad en la toma de decisiones y el estar en el lugar adecuado en el momento preciso puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso,  el desarrollo de la intuición, eso que llamamos “olfato para los negocios” es un valor añadido intangible que hará que convirtamos definitivamente una crisis en una oportunidad. 

La intuición no es más que esa voz interna que se alimenta de una gran cantidad de datos y emociones almacenados en nuestra mente de forma inconsciente, que no es filtrada por nuestro cerebro pensante, y que en muchas ocasiones se manifiesta en forma de sensaciones físicas, de ahí la expresión popular de “tener una corazonada”

Lo que no todo el mundo sabe es que la intuición se puede entrenar, y que su origen parte en gran medida de la inteligencia emocional. Desarrollar y practicar la empatía, desechar los prejuicios , mantener una actitud creativa,  de calma y apertura mental, y tener la capacidad  de vivir el momento presente son habilidades que fomentan la inteligencia intuitiva. 

 “La mente intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional, un leal siervo, pero nuestra sociedad actual honra al siervo y se olvida por completo del regalo”.  Albert Einstein

 www.creamanagement.es

Eva Edo

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