No sé vosotros pero yo, desde hace ya algún tiempo, llevo escuchando frases como «tenemos que hacer que nuestros alumnos se motiven en las clases» o «sin motivación no hay educación» y sinceramente, cada vez estoy más convencida de que son ciertas.
Actualmente me encuentro cursando 3º de magisterio de educación infantil, cursando también formación para ser guía Montessori y es por esto por lo que me atrevo a tratar este tema tan de moda últimamente pero que parece que no cale del todo en los centros educativos.
Paraos a pensar en vuestro yo de 12, 13, 14 o 15 años, con las hormonas revoloteando por todo vuestro cuerpo, la cabeza que no sabe donde estar, llegáis al instituto a las ocho de la mañana, con un sueño tremendo como buenos adolescentes y… el profesor de turno se pone a leer el libro de historia, sin moverse, sin casi ni parpadear… ¿qué diría vuestro yo de entonces? «Qué asignatura más aburrida» «qué mal se me da» y un largo etc. ¿no?
Ahora hagamos el ejercicio al revés, pongamos que ese profe le apasiona tanto tanto la asignatura de historia que llega a clase súper contento, súper motivado y empieza a hablaros con pasión de lo que ocurrió por ejemplo en la guerra civil española, se le iluminan los ojos y…os deja con la intriga de cómo acaba ese relato y os dice que mañana continuará…
¿Qué diferencia ha habido? Esta clara la respuesta, ¿cierto? Tiene pasión por su trabajo, tiene emoción por transmitir esos conocimientos pero sobretodo… ¡está motivado!
Yo lo estoy viviendo en mis propias carnes, me están formando para que en el futuro este motivada en las aulas de educación infantil pero me encuentro con profesores que no me transmiten nada, ni emoción, ni ganas ni nada, tampoco me hacen llegar esa ilusión por el aprendizaje, entonces ¿cómo narices voy yo a saber motivar a esos niños de tres años?
¿Cómo voy a hacer que mis futuros alumnos quieran volver al cole si mis formadores me enseñan teorías, didáctica pero no me enseñan a manejar mis emociones, a desarrollar mi inteligencia emocional?
Desde luego no tengo la respuesta pero lo que sí que sé es que no siempre estoy motivada, no siempre tengo ganas, pero cuando consigo estarlo… La cosa cambia, me comería el mundo si hiciera falta, me siento capaz de todo y más y esto es lo que quiero transmitir a mis niños: Hay que vivir con ganas, a tope, si te caes, levántate, sacúdete la ropa y sigue, no pasa nada, de todo se aprende y la vida sigue.
Acuérdate de que para transmitir algo tienes que tener ese algo tú primero, sino no sé de dónde lo vamos a sacar, a mi me ayudan los niños, su energía innata, su forma de ver la vida, su amor incondicional hacia los demás, ¿Y a ti, qué es lo que hace motivarte en la vida?
Jeni Vivó
“¿Cómo voy a hacer que mis futuros alumnos quieran volver al cole si mis formadores me enseñan teorías, didáctica pero no me enseñan a manejar mis emociones, a desarrollar mi inteligencia emocional? ”
Me quedo con vuestras palabras, en un mundo que se camina hace tiempo sobre la decadencia y huye hacia una deshumanización cada vez más evidente. Gracias por tu sinceridad Jeni, que debemos motivarnos no hay duda pero que sí no tenemos respuestas tampoco es problema, lo que si debemos exigir siempre es mejores condiciones en políticas de salud mental para lograr respuestas a nuestras dudas e inquietudes.