Emociones que enferman vs emociones que curan
Este fue el título de la conferencia que el pasado 27 de Abril impartió Miguel Ángel Díaz, presidente de ASNIE y socio consultor de Hability Gestión de Personas en el Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia.
En la misma y ante un considerable número de personas, Miguel Ángel nos aportó su punto de vista sobre el papel fundamental que juegan las emociones a la hora de crear nuestra propia realidad, influir en nuestros pensamientos e incluso incidir sobre nuestra salud física.
Después de una breve introducción sobre el concepto de inteligencia emocional, hizo reflexionar a la audiencia sobre si algunos aspectos inmateriales (como nuestro pensamiento o nuestras emociones) pueden influir sobre algo material (la realidad, nuestra salud) y apuntaló su opinión con multitud de ejemplos y de estudios científicos que avalan este hecho.
Se analizó como nuestras emociones condicionan nuestra atención, haciendo que nos fijemos en aquello que es congruente con nuestro pensamiento, como funciona nuestro cerebro ante situaciones exigentes, como se activa el centro del miedo y como se genera una química determinada en función del estado emocional que estemos sintiendo. Profundizó sobre el terrible y silencioso impacto que el Cortisol tiene en nuestro cuerpo (en la piel, los huesos, el equilibrio hormonal, etc) acompañándolo de varios ejemplos de nuestra vida cotidiana y laboral que aportaban luz a este hecho tan impactante y nocivo para nuestro organismo.
Porqué funciona el efecto placebo, como afecta la risa y las emociones positivas a los diabéticos, como tendemos a experimentar la emoción que expresamos (a través de nuestro rostro o de nuestra postura corporal) y como la coherencia cardíaca puede reforzar nuestro sistema inmunológico (además de mejorar nuestra tensión arterial, reducir el Cortisol, etc) fueron otros interesantes temas tratados en esta magnífica, atrevida y curiosa conferencia que nos mostró el importante vínculo que existe entre nuestras emociones y nuestra salud.
Además, algunos de los asistentes pudieron posteriormente comprobar el efecto de sus pensamientos y sus emociones en su corazón, realizándose algunas mediciones de coherencia cardíaca y comprobando de primera mano que “Somos lo que pensamos y también somos lo que sentimos”.