PARTE UNO

En el último año he sentido que un puñado de personas me han tratado mal. Puñado de la familia puñal. 

Una llamada de una persona impertinente con resultado de comentarios públicos despreciativos y algún teléfono colgado por no oír lo deseado. Cuánto daño hacen las falsas expectativas combinadas con la mala educación.

Dos ataques sin ton ni son, a una opinión y a un estado de ánimo en redes sociales. Intenté defenderme en un caso, pero mejor olvidar, ya no me compensa; yo lo que quiero es estar en paz.

Sentencia firme tras juicio sumarísimo sin derecho a ser escuchada y sin posibilidad de apelar. Vamos a contar mentiras tralará, vamos a contar mentiras. ¿Recordáis aquella canción infantil? Quizá sí, según la edad.

Un par de actuaciones carentes de ética por parte de personas sin escrúpulos que te hacen tambalear. Y yo, como el tentetieso con el que juegan los niños pequeños, en pie. En fin. 

No me interesa lo de arrieritos somos, porque además de que vamos por diferentes caminos, yo no me quiero encontrar. Soltando lastre, que es balsámico a la par que práctico y funcional. 

Como si lo vendieran en esa tienda sueca en la que te regalan un metro y un lápiz para que no te quedes con la duda de si te cabe y así compres más. Me alucinan las ventas, podría escribir un libro e incluso dos.

Las situaciones escueta y anteriormente descritas me han causado dolor en diferentes grados.

La que más me afectó me provocó una urticaria aguda de un día para otro, se llama somatizar. Me desperté antes de hora por el intenso picor y el espejo no me reconoció, menos mal que yo sabía que era yo, nunca he dudado de mí. ¿Sabéis cuál fue la que me provocó tal descompensación hormonal? Cuando no te dejan hablar te matan en vida, aquí también hay tema.

El dermatólogo de la clínica privada me prescribió medicación para seis semanas, un cóctel diario 1-1-1 de dos tipos de antihistamínicos y de corticoides, creo recordar. Cuatro elementos combinados de dos en dos. Estudié ciencias mixtas y después Psicología.

Nota: antes lo intenté con el médico de familia del ambulatorio pero me atendió por teléfono. Snif.

Aun con todo, estas situaciones son anecdóticas en mi vida. Faltaría plus, como el canal y porque me abro, en canal también.

Lo sustancial es lograr relativizar y tomar distancia del problema, claro está que tras el shock inicial que precede al llanto, que a su vez sirve para descargar, liberar presión y recibir consuelo por parte de las personas que sí cuentan. Un, dos, tres, consuélame otra vez. 

Recuerdo que mi abuela quedó viuda en el 84 y en el pueblo estaba mal visto ver la tele mientras guardabas aquel largo luto negro y social. Pues bien, ella se ponía el un, dos, tres, responda otra vez con la voz muy bajita, tan bajita que se tenía que sentar en una silla que ponía justo al lado del altavoz del Telefunken Palcolor, aunque vestía de negro. Eran otros tiempos, que se dice por allí.

¿No serás de los que dicen a los otros lo de «no te quiero ver llorar»? Confiesa.

¿Has pensado, sí lo haces, que puede ser porque no sabes muy bien qué hacer cuando el otro llora y te incomoda la situación y tu falta de control sobre la misma? Zasca. 

Es necesario agitar, remover e incomodar para dar pie a avanzar. Con cariño. 

Cuando educamos a los niños hay que conjugar límites y disciplina con respeto y amor.

Dejo aquí uno de mis microcuentos con mensaje ad hoc: le dijeron que no llorará y se ahogó por dentro

No tienes que decirle nada, pero no le censures y permítele llorar. Y si lo quieres ver en términos de rentabilidad, estará mejor antes. Ups!

Para sobreponerme, también antes, pienso en las motivaciones que llevan a ciertas personas a actuar así con otros; lo analizo con mirada psicológica y relacional, saliéndome del problema y la verdad es que me sirve. Entender ayuda

Y no es cierto que el pasado no se puede cambiar. El pasado sí se puede cambiar porque cuando lo entiendes lo ves de manera diferente. 

Y a pesar del daño, concluyo que hubieran hecho lo mismo con cualquiera que les entorpeciera porque los entorpecidos son ellos. No siento ataque personal ni soy víctima de nadie ni hay conspiraciones ni similar. Es lo que es, aceptar libera.

Y dicho esto, no les dedico más tiempo, que fugit y no es plan. Junto con el agua, son los bienes más escasos que tenemos.

Ahora el futuro llega antes y el pasado dura más, tenlo presente.

PARTE DOS

Cinco recomendaciones para sobreponerte a las críticas destructivas:

1.- Llora, siente el dolor y la rabia, no escatimes contigo, déjate expresar tus sentimientos; a estos, si los atiendes, se van antes, si no se estancan y dan la lata. Pero a la vez, no te pongas música triste para regodearte en la tristeza, es como lo de nadar y guardar la ropa.

Luego de llorar, cuando recuperes un poco las fuerzas, dale caña al rock y si te apetece baila como un descosido.

2.- Cuéntaselo a quien te quiera escuchar porque escuchar no es que te oigan y te den su versión, escuchar es que sientan contigo. Lo de la empatía en general no se entiende bien, habrá que explicarlo otro día. Y pide ayuda para gestionarlo mientras aún estás afectado, más que nada para no fastidiarla tú si actúas bajo un secuestro emocional donde salta tu cerebro reptiliano mientras el neocórtex se va a pasear. Qué peligro.

Nota: lo del cerebro triuno (reptiliano, límbico, neocórtex) ya está superadito, todo tiene su momento, pero viene bien el recurso para poner ejemplos. 

3.- Sal de casa, vete a andar, busca naturaleza: campo, monte, playa o río. Y ríe.

Haz algo que te guste, que sea posible y fácil de hacer. La idea es que te distraigas mentalmente y te actives físicamente. Y date un caprichito guay.

4.- Escribe sin filtros ni control, lo que te salga, es para ti, y luego date el gusto de hacer rayones en el papel, romperlo, destruirlo por tierra, mar y aire, e incluso fuego. 

Hazlo cuando te sobrevenga un pensamiento que te quite el sueño. Así lo sacas, porque escribir es sacar, como yo antes. 

5.- Toma conciencia de que los que te critican pueden tener esa conducta porque sienten frustración, o están cegados por la soberbia de la ignorancia y el pesar de la mediocridad, faltos de recursos y habilidades y en algunos casos simplemente son malas personas. No tienes por qué aguantarlo ni tampoco tratar de cambiarlo. Eso es agotador.

Míralo con otros ojos, eso sí puedes hacerlo: imagina que eres un espectador en una función de teatro y tienes un asiento preferente en un palco; ves la escena desde otra perspectiva, se ve mejor mirando desde arriba, con cierta distancia, y observando dicha escena sin ser uno de los protagonistas, ¿verdad que la cosa cambia? Y luego tómate un café porque tomar conciencia es como tomar café, despierta. He aquí otro de mis microcuentos.

PARTE TRES

¿Se podría dar un tip para ser mejores y construir un mundo mejor? También le llaman cápsulas o píldoras, será por lo del café que despierta y por lo de las píldoras cuyos químicos nos afectan, no sé.

Es imprescindible ser cuidadosos con las palabras que pronunciamos porque no hay viento que se las lleve, ni tampoco vendaval ni huracán que destruya más un alma que un ataque verbal en la línea de flotación del amor propio. Imagínate el efecto en los niños y en su desarrollo emocional.

Y como las palabras también curan, impulsan, acarician y construyen paz, vayamos por ahí, empezando por nuestro diálogo interno. Cuídate para cuidar.

Elogiar forja próceres y desprestigiar fabrica subordinados.

Piénsalo y habla de ello.

Gloria Dolón

Psicóloga Especialista en Coaching | Mediadora | Agente Inmobiliaria

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